En los años cuarenta, en la zona sur de la Ciudad de México, nació la historia de Tortas La Castellana. Todo comenzó cuando Don Roberto de la Huerta, un emprendedor visionario con raíces en la tradición culinaria mexicana, adquirió un modesto negocio, una tienda de abarrotes donde vendían tortas frías, en la esquina de Revolución y Corregidora.

Con un espíritu emprendedor y un deseo innato de llevar la auténtica comida mexicana a las mesas de su comunidad, Don Roberto transformó el modesto local en un punto de encuentro gastronómico que pronto se ganó el corazón de sus clientes. La clave de su éxito radicaba en la pasión por los sabores tradicionales y la atención a cada detalle en la elaboración de las tortas.

Con el tiempo, la fama de Tortas La Castellana se extendió más allá de las fronteras de la colonia San Ángel, conquistando paladares exigentes y consolidándose como un referente de la auténtica comida rápida mexicana. Las recetas caseras, los chiles en vinagre artesanales y el ambiente cálido y acogedor de la tortería se convirtieron en sinónimo de calidad y tradición.

A lo largo de los años, Tortas La Castellana ha sabido preservar su esencia y su compromiso con la excelencia culinaria, expandiendo su presencia con 10 sucursales que mantienen viva la llama de la tradición gastronómica mexicana. Con cada bocado, los clientes de Tortas La Castellana siguen siendo testigos de la historia y el legado de una de las torterías más emblemáticas de la Ciudad de México.